Artista
holandés, conocido por sus figuras imposibles, teselados y mundos imaginarios.
Su
obra experimenta con diversos métodos de representar (en dibujos de 2 ó 3
dimensiones) espacios paradójicos que desafían a los modos habituales de
representación.
La
obra de Maurits Cornelis Escher ha interesado a muchos matemáticos.
No
fue precisamente un estudiante brillante, y sólo llegó a destacar en las clases
de dibujo. En 1919 y bajo presión paterna empieza los estudios de arquitectura
en la Escuela
de Arquitectura y Artes Decorativas de Haarlem, estudios que abandonó poco
después para pasar como discípulo de un profesor de artes gráficas, Jessurum de
Mesquitas.
Viaja
a España, y en particular a Granada. Visita dos veces la Alhambra, la segunda vez
de forma más detenida, copiando numerosos motivos ornamentales. Lo que aprendió
allí tendría fuertes influencias en muchos de sus trabajos, especialmente en
los relacionados con la partición regular del plano y el uso de patrones que
rellenan el espacio sin dejar ningún hueco.
Como
artista, M.C. Escher resulta difícil de clasificar. Se han hecho múltiples
interpretaciones de sus obras, pero la realidad es que Escher no tenía grandes
pretensiones ni mensajes que transmitir, sino que básicamente plasmaba lo que
le gustaba. No basaba su trabajo en los sentimientos, como otros artistas, sino
simplemente en situaciones, soluciones a problemas, juegos visuales y guiños al
espectador. Visiones, en ocasiones, que le sobrevenían por las noches, que
pasaban por su imaginación y que creía merecedoras de ser plasmadas en sus
cuadros.
Él
mismo reconocería que no le interesaba mucho la realidad, ni la humanidad en
general, las personas o la psicología, sino sólo las cosas que pasaban por su
cabeza. En cierto modo era alguien introvertido, dicen incluso que de trato
difícil, que prefería crear su propio universo.
Los
expertos coinciden, y es bastante evidente examinando la mayor parte de sus
obras, en que una de sus principales características es la dualidad y la
búsqueda del equilibrio, la utilización del blanco y el negro, la simetría, el
infinito frente a lo limitado, el que todo objeto representado tenga su
contrapartida.